Las imágenes presentadas aquí fueron tomadas el sábado, 21 de noviembre. Lo que demuestran es el estado de abandono del anexo de la Sala Jesús María Sanromá en Hato Rey, lugar donde se guarda el único clavecín del Conservatorio. De más está decir que es una gran vergüenza que la casa mayor de la música en Puerto Rico revele semejante dejadez con uno de los instrumentos más valiosos que posee.
Resulta, entonces, incomprensible el cuidado con que aparentan tratar el clavecín. Cuando su uso se requiere en un concierto es casi imposible conseguir permiso para ensayar con él. Ni hablar de practicar. Se pretende que quien vaya a utilizarlo practique en un piano y a última hora cambie al clavecín, usualmente el día del concierto. (Tal parece que la percepción es que todos los instrumentos de teclado son iguales, como si fuera la misma técnica y los mismos gestos para todos.) El pensamiento detrás de esto parece ser que como es un instrumento tan caro, se debe usar lo menos posible. Además, como no existe un grado en Clavecín, no se siente la obligación de permitir su uso a quien lo solicite.
Es evidente que hay que remover el clavecín del anexo inmediatamente. Sería trágico si por negligencia se le privara a los estudiantes del Conservatorio la oportunidad de tener un conocimiento mejor del barroco. Recientemente, se ha demostrado más interés en este periodo. El semestre pasado este servidor utilizó el clavecín en cinco recitales de compañeros que se graduaban o hacían su junior. Es por esto que el mejor lugar para guardarlo ahora mismo lo es en la YWCA, donde está mejor protegido de la humedad y donde la recién formada Orquesta Barroca le podría dar el uso que se merece.
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